Tres meses y medio después del triste fallecimiento de María Jiménez el 7 de septiembre, su hermana Isabel acudió a televisión para hablar sobre su vida cotidiana.
Isabel confirmó qye supieron de los malos tratos que Pepe Sancho le daba a María casi desde el principio. Dijo, y cito textualmente: "La tenía hundida, psicológicamente, la llamaba veinte veces al día. En una boda él se cabreó porque no soportaba que eala fuera más importante, ahí le soltó la primera hostia, y ahí es cuando debería haberlo dejado."
María le ocultó a su hermana y a toda su familia la situación siempre que pudo. Sin embargo, Isabel lo tenía claro. Dijo, "ella siempre lo ocultaba, pero yo la veía y hablaba a diario por teléfono con ella, y presenciaba las cosas".
Pese a todo, dijo que no vio nunca a Pepe Sancho pegarla. Pero no tenía la más mínima duda de que, volvió a insistir varias veces, psicológicamente la tenía hundida.
Isabel trató de convencer a María Jiménez para que denunciara y dejara a Pepe Sancho, pero ella siempre se negó a hacerlo, porque, ahora se ha sabido, tenía miedo de que su hijo Alejandro "se criase solo", así que nunca perdió la esperanza en que Pepe Sancho iba a cambiar.
A este último respecto, Isabel se mostró muy tajante. Dijo, y vuelvo a citar textualmente, "ese señor era como una serpiente, nunca ha querido a nadie, ni a sí mismo".
Contó como anécdota una vez que llamó a su hermana, cogió él el teléfono, y se puso muy violento con ella, así acabaron teniendo una fortísima discusión.
Hasta tal punto tenía asumido el temperamento violento de Pepe Sancho, que Isabel asumió, cuando le comunicaron el fallecimiento de su sobrina Rocío, que Pepe había matado a María.
En cualquier caso, usted recuerde que no tiene que pasar por estos tragos bajo ninguna circunstancia. Puede llamar al teléfono cero dieciséis, que no deja rastro en la factura, pero sí debe borrar la llamada del teléfono.