Aunque ahora parezca lo contrario, por la campechanía indiscutible de Su Majestad el Rey Don Juan Carlos y de la Reina Doña Sofía, lo cierto es que los comienzos de la relación de la reina consorte Doña Letizia con el entonces Príncipe Felipe no fueron nada buenos, nada idílicos, y de ahí no se podía augurar ningún futuro próspero.
Según ha ido revelando la experta en Casa Real, Pilar Eyre, en Zarzuela se acusaba de todo a Doña Letizia: Desde ser una frívola interesada en los modelitos y las operaciones de estética, hasta ser bastante inculta, tratar muy mal a su suegra, tener discusiones frecuentes con sus cuñadas, hasta sus ya célebres problemas de anorexia o la falta de educación a sus hijas.
Han pasado ya muchos años, pero la relación entre Doña Letizia y sus suegros sigue siendo un completo y absoluto desastre. No se tratan, apenas hacen el paripé cuando tienen que aparecer en público, y podemos recordar, sin dificultad, episodios patéticos como aquella pelea entre suegra y nuera en las puertas de una iglesia por ver quién se llevaba el protagonismo de sacarse la foto con la Princesa Doña Leonor y la Infanta Sofía.
Por parte de Don Juan Carlos, hubo también otros episodios tanto o más bochornosos que sus célebres aficiones de fogoso mujeriego, recordemos cuando casi gritó ante amigos empresarios que Doña Letizia era una vergüenza para la Casa Real, porque era nieta de un taxista y no tenía ni apellido.
Precisamente de esa época ha trascendido ahora, gracias un libro británico, "Ladies of Spain: Sofía, Elena, Letizia y Cristina, entre el amor y el deber", que Don Juan Carlos se refería a ella supuestamente como "el caballo de Troya".
También trata el libro sobre cómo por entonces, supuestamente Doña Letizia estaba ya siendo chantajeada por alguien. Don Juan Carlos estaba furibundo porque, en esas condiciones, se hacía muy difícil que abdicase en favor de su hijo, según explicó Pilar Eyre.
Doña Letizia no ha tenido nada fácil su camino hacia el trono, y una vez que llegó a él, cada vez se le está haciendo más difícil mantenerse arriba. Este 2023 hemos asistido a sucesivos episodios de estallidos de rabia y frustración en actos públicos de relevancia, incluso en la inauguración de la nueva legislatura del Congreso, sin ser capaz de disimular sus enfados con el Rey Felipe incluso ante las cámaras.
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