Fabio McNamara fue uno de los iconos gays por excelencia en la transición española hacia la democracia. Una figura muy transgresora, acostumbrada a estar siempre en pleno candelero, soportando odios o amores por parte del público.
A muchos casi les dió un infarto en su día, con las actuaciones y declaraciones que hacía.
Sin embargo, ahora a esos mismos les daría, en estos momentos, otro infarto, al ver cómo ha transformado su andamiaje intelectual, siendo ahora un furibundo franquista.
Todo empezó cuando fué visto en Ferraz, la sede del partido que en estos momentos gobierna en España, en una concentración organizada por un grupo de ciudadanos, rezando el rosario por España, el ocho de junio.
En ese escenario, varios compañeros de la protesta enarbolaron la bandera del águila de San Juan, que muchos medios atribuyen erróneamente como preconstitucional.
McNamara afirma haber atravesado una transformación espiritual profunda, y por ello ahora defiende la figura del caudillo de España, su permanencia en el Valle de los Caídos, y un resurgir de las tradiciones católicas en España.
Pero, si tanto sorprende esta transformación, es porque precisamente la vida de McNamara está caracterizada por todo tipo de excesos en público. Nacido en el barrio obrero de Ciudad Pegaso en mil novecientos cincuenta y siete. Durante décadas, protagonizó portadas inmerso en un huracán de drogas, desenfreno sexual y espectáculos en público para transgredir todos los pilares de la sociedad.
Primero se dedicó a la pintura, él mismo ha confesado en más de una ocasión que incluso le salvó la vida. Después de su etapa más loca, ya dando de lado los excesos, fue desapareciendo completamente de la escena pública.
Pero ahora, ha vuelto por todo lo alto, rezando el rosario en Ferraz, volviendo a estar en pleno centro de la polémica, aunque por motivos antagónicos a lo tradicional.
10/06/2024
LA METAMORFOSIS DE FABIO MCNAMARA
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