Después del resacón y no precisamente en Las Vegas por las brutales declaraciones y confesiones en torno a los vicios frenéticos entre Su Majestad el Rey Don Juan Carlos y doña Bárbara Rey, la infanta Elena ha salido disparada como un cohete para aislar al máximo a su padre y evitar que meta la pata con declaraciones en público que lo podrían poner en una situación aún más comprometida.
Desde el 20 de noviembre, don Juan Carlos está en Sanxenxo. Acudió allí para disfrutar de una regata en la que ha participado a la una de la tarde del domingo 26. La infanta Elena participó navegando en otra embarcación llamada Erika.
Según los rumores, la infanta tiene completamente aislado en régimen recluido a don Juan Carlos. Al parecer la familia está aterrorizada, porque aunque la polémica con Bárbara Rey aún no ha trascendido a los telediarios, temen que el escándalo trascienda la censura y acabe siendo vox populi poniendo en riesgo sistémico a la monarquía.
Medios gallegos han informado sobre una fuerte discusión entre don Juan Carlos y su hija en un prestigioso restaurante del chef Javier Olleros, porque ella trataba de hacerlo entrar en razón para evitar cualquier declaración sobre la polémica con Bárbara.
Mientras tanto, la infanta mantiene las buenas formas ante la prensa tradicional, y con una sonrisa les asegura que su padre se encuentra bien y que todo va sobre ruedas. Detrás del telón, las fortísimas discusiones por los carísimos vicios de don Juan Carlos mantienen la llama ardiente y con posibilidad de que cualquier chispa acabe por abrasar la casa.
Entretanto, la prensa volvió a avivar otro fuego, el de Ángel Cristo Júnior, quien desveló que su madre lo utilizaba de criado para todo. Hace muy pocos días se supo que le instigó a sacar fotografías a don Juan Carlos cuando su madre mantuvo una relación de amante con él, y ahora también se ha sabido que lo usaba de criado para todo.
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