Allá por mil novecientos noventa y ocho, Ridley Scott hizo todo lo posible por convencer a Mel Gibson para que interpretase el papel de Máximo en Gladiator.
Gibson estaba en un momento muy épico, tras el éxito monumental de Braveheart.
Pero por entonces, el actor tenía cuarenta y dos años, y se consideraba a sí mismo demasiado viejo para interpretar al general romano que acaba como gladiador. Poco después, Russell Crowe, con treinta y seis años, recibió el personaje de su vida.
Pero, ¿por qué Mel Gibson se consideraba ya demasiado mayor para ser Máximo?
Resulta que ya seis meses antes de empezar a rodar, los actores que iban a protagonizar las escenas de acción de Gladiator tuvieron que someterse a una disciplina muy alta. Horas y horas de gimnasio, dieta dura y entrenamiento prácticamente militar de élite.
El propio Russell Crowe contó como tuvo que, para empezar, dejar de fumar por completo. También entrenar seis horas al día, durante seis días a la semana. Esos entrenamientos consistían, sobre todo, en levantamiento de pesas, cardio y resistencia.
Además de esas seis horas de entrenamiento, debía afrontar jornadas de práctica con espadas, escudos y armas romanas tradicionales. También tuvo que aprender con expertos en lucha cuerpo a cuerpo y estrategia de gladiadores.
Y, por si todavía le quedaba algo de energía a lo largo del día, también tuvo que afrontar largas jornadas montando a caballo. Ya sabía antes de Gladiator, pero ni de lejos al nivel que tuvo que alcanzar.
Su alimentación consistía en una dieta de unas cuatro mil calorías al día. Más o menos el doble de lo que suele comer un promedio. Sobre todo, debía ingerir proteínas magras, carbohidratos complejos y grasas saludables. Comía de seis a ocho horas al día para mantener la masa muscular.
Por su parte, Mel Gibson ya tuvo su propia forma de prepararse papeles de acción antes de que le ofrecieran ser Máximo.
Tenía por costumbre ejercitarse en circuitos de alta intensidad, haciendo, por ejemplo, levantamiento de troncos, escalada y carreras con peso.
Era un especialista en varios estilos de lucha, esto se pudo apreciar muy bien en Braveheart. Por ejemplo, dominaba la esgrima y el combate medieval.
Una de las cosas que más le apasionan de toda la vida a Mel Gibson es la preparación psicológica de los personajes. Siempre ha estudiado muchísimo la historia y el contexto para sentir la máxima inmersión con quien debe interpretar.
La gran duda que nos queda es, ¿habría sido tal bombazo Gladiator teniendo a Mel Gibson como protagonista?.
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