22/07/2024

LAS LOCAS AVENTURAS DE OLIVER REED, MÁXIMO EN GLADIATOR

¿Recuerdas a Oliver Reed pronunciando esas míticas palabras de: "Somos sombras y ceniza" en Gladiator? Pues parece que el actor británico llevó hasta las últimas consecuencias ese tipo de visión de la vida.

Nacido en Wimbledon, Londres, en mil novecientos treinta y ocho, Oliver nunca estudió actuación, pero empezó muy joven a trabajar en la industria del cine. Concretamente, en mil novecientos cincuenta y cinco.

Al principio era un simple extra en películas de cualquier tipo. Ni siquiera tenía opción de elegir dónde aparecer.

Y, mientras trataba de abrirse camino como actor, tuvo que trabajar como portero en un club de striptease. Allí recibió cicatrices por las peleas, que se le quedaron grabadas para el resto de su vida, tanto en el cuerpo como en el rostro.

Fue precisamente en su época de portero, cuando probó suerte como boxeador. Aunque rápidamente quedó claro que aquello no era lo suyo y era mejor dedicarse a otra cosa.

Fue en mil novecientos sesenta y uno, cuando llevaba seis años abriéndose paso en el cine. El momento de oro, su gran oportunidad. Con "La maldición del hombre lobo", de la Hammer Productions. Desde ahí, su carrera fue en ascenso. En mil novecientos sesenta y nueve, protagonizó el primer desnudo frontal masculino del cine británico en "Mujeres enamoradas". Ya en la década de los ochenta y los noventa se convirtió en uno de los actores más emblemáticos, por sus papeles en "Dr. Jekyll y Mr. Hyde", "La isla del tesoro" y "Las aventuras del barón Munchausen".

A lo largo de su vida, hubo un amor prohibido e inconfesable: El alcohol. De hecho, todos los que trabajaban con él sabían de sobra que era un gran bebedor. ¿Que por qué? Verás. Una de sus aficiones más divertidas era organizar peleas cuando estaba ebrio. Era tan divertido para todo el mundo, que los programas de televisión, le daban gratis copazos antes de empezar las entrevistas, para así tener más cachondeo en las mismas. En una de esas mágicas intervenciones, del programa de Jonny Carson, se mofó de la actitud de las mujeres, y recibió un vaso de agua en toda su cara por parte de Shelly Winters.

Ya al final de su carrera, en mil novecientos noventa y nueve, consiguió su último gran éxito. Fue el papel de Máximo en Gladiator. Sin embargo, nunca llegó a ver siquiera el estreno de la película. Falleció durante el rodaje, en Malta. Y no fue una muerte natural... O quizá sí, si analizamos su biografía. Murió en un pub después de beber por valor de seiscientos dólares, mientras competía a pulso con unos marineros, a los que ganó. En esas estaba cuando le dió un infarto.

El pub donde murió cambió su nombre a "Olly's last pub" (El último pub de Olly).

A día de hoy, es recordado como uno de los actores más emblemáticos, y también, por qué no decirlo, polémicos, en la historia del Reino Unido.

Verdaderamente, podemos decir que Oliver Reed llevó una vida de película. ¿No crees?

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