Sean Penn vivió una experiencia real en prisión que le hizo reflexionar en profundidad sobre el sentido de la vida, e incluso sobre si efectivamente el sistema carcelario es capaz de rehabilitar a las personas.
El actor, ganador de dos premios Oscar, no solo es conocido por su talento ante las cámaras. También por su vida privada, que ha estado marcada siempre por la polémica y constantes desencuentros con la ley.
Y es que a lo largo de su carrera, Penn ha protagonizado varios incidentes violentos, especialmente con fotógrafos. Estos altercados le han llevado a pagar multas, realizar servicios comunitarios y asistir a terapia para el control de la ira.
Nos vamos a mil novecientos ochenta y siete. Por entonces, Sean Penn tenía veintiséis años, y un incidente en el set de rodaje de "Colors: Colores de guerra" cambiaría su vida dramáticamente.
Durante una pausa en el rodaje, Penn descubrió que un extra le estaba fotografiando sin su consentimiento. Su reacción fue explosiva: golpeó al extra hasta que otros miembros del equipo lograron separarlos.
Las decisiones, tienen consecuencias. Como resultado de aquella barahúnda, Sean Penn fue condenado a sesenta días de cárcel, y a seis meses de psicoterapia obligatoria. Al final, cumplió treinta y tres días de su condena en la prisión de Los Ángeles. Pero lo que nadie esperaba era el encuentro que tendría lugar entre esas rejas.
En esa misma prisión se encontraba Richard Ramirez, conocido como "El acosador nocturno", uno de los delincuentes en serie más notorios de la historia de Estados Unidos.
Ramirez había sido condenado en mil novecientos ochenta y cinco por quitar la vida a trece personas, aunque se cree que fueron muchas más. Su reinado de terror en California lo había convertido en uno de los criminales más temidos del país.
Después de un mes de cruzarse en los pasillos de la prisión, ocurrió algo insólito. Ramirez le pidió un autógrafo a Penn a través de un oficial.
Poco después, el criminal le envió una nota a Penn que decía: "Oye, Sean, mantente firme y golpéalos de nuevo... Richard Ramírez, seis seis seis".
La respuesta de Penn fue contundente. En sus propias palabras:
"¿Sabes, Richard?, es imposible estar encarcelado y no sentir cierta afinidad con tus compañeros de prisión. Bueno, Richard, he hecho lo imposible, no siento ninguna afinidad contigo. Y espero que el gas descienda sobre ti antes que la cordura".
Tras su liberación, Penn continuó su carrera en Hollywood, protagonizando películas aclamadas como "Mystic River" y "Mi nombre es Harvey Milk", por las que ganó sus dos Oscar.
Richard Ramirez, por su parte, dejó este mundo en dos mil trece, mientras esperaba su ejecución en el corredor de la muerte.
Lo cierto es que el propio Sean Penn reconoció, que esta experiencia, marcó su vida por completo. No es que haya dejado de ser polémico. Pero, a partir de entonces, decidió cambiar, y canalizar toda su energía en apoyar causas sociales y humanitarias, o películas que contribuyan a reflexionar al público sobre cuestiones trascendentales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario